18 Junio 1900
Un cura modelo, el de Torremolinos, don Federico Osuna Jiménez, pero con ciertos defectillos. Como el liberalismo ha empobrecido al clero, según dice Nocedal, este buen cura se resarce buscando herencias. Hace años se calzó con una, y los que se creían desposeídos, le rompieron una pata. La última herencia ha sido un cortijo, el del Sr. Barrionuevo, quien ya había testado, pero el cura le hizo creer que no estaba bien el testamento, le llevó a Málaga, le hizo otorgar otro, más piadoso...en el que legaba el cortijo ¡al cura! En la hora de la muerte, el testador legó de palabra, ante testigos, 2.000 reales a un pariente, de las rentas del dicho cortijo, pero el cura no ha reconocido ese legado.